Un festival de teatro es una oportunidad.
La del LATE, esta vez, es la de aprovechar cada encuentro para ir más allá de
las artes escénicas: a conectar a las personas, a los grupos y a los temas de
las obras con les espectadores.
El LATE es como una gran obra con múltiples derivas y autonomías capaces
de crear un nosotres consistente y a la vez poroso. E impredecible.
Durante la interrupción pandémica la órbita de las artes escénicas (eso que
a veces llamamos “teatro”, “danza”, “performance” y un amplio etcétera) fue
llamada a silencio y luego de ella nos sentimos convidados a decir que estamos vivos y a reflexionar en qué consiste nuestra supervivencia en el mundo.
Cada obra, cada encuentro en el marco de un festival como el LATE tiene ese
compromiso y también es una celebración de esta vida que somos capaces
de crear juntxs. La idea sigue siendo la de un devenir excéntrico, fuera de las
condiciones que nos restringen y con la esperanza de ampliar los horizontes.
Si alguna vez fuimos señalados como no esenciales, el LATE toma esta oportunidad para decir (más bien gritar) que pensamos todo lo contrario.
Que nos revinculamos de esta manera. Que cada persona, cada grupo y
cada festival es nuestro oxígeno. Y que podemos respirarlo en compañía.
Seamos todes bienvenides, la función está por comenzar.
Abróchense los cinturones y a disfrutar de estar vivos